jueves, 22 de marzo de 2012

Interpretación y emoción consecutiva

La interpretación de hoy es de esas que gustan a cualquier intérprete: la agencia se pone en contacto contigo con una semana de antelación, te hace llegar un montón de información, incluida las 230 diapositivas que conforman la presentación del ponente, te manda documentación adicional e indica que el responsable del acto (un curso sobre ortesis dinámicas de pie y tobillo para niños con problemas neurológicos) estará más que encantado de escuchar las dudas y las preguntas que el intérprete pudiera tener. Bueno, creo que en realidad no se refiere a mí como intérprete sino como "traductor", pero eso es algo anecdótico ante tantas ganas de colaborar.

Aunque es un curso para 40 personas el organizador opta por que la interpretación sea consecutiva en vez de contratar una cabina. Aunque seguro que su motivación es fundamentalmente económica, en este caso a mí como intérprete me gusta mucho más esta modalidad:

* En primer lugar, porque te permite colocarte cerca del ponente. Éste, al tenerte cerca, es siempre consciente de tu presencia y le cuesta más acelerarse exponencialmente que si estás escondido en una cabina. Además, al estar al lado siempre existe la posibilidad de interrumpirle sutilmente.

* Me encanta estar cerca del público cuando la charla se realiza así, en petit comité. Permite un diálogo mucho más fluido y una cercanía que favorece la empatía con los asistentes, sobre todo si has podido prepararte bien el tema y se quedan alucinados al escucharte hablar de articulaciones astragalinas o del extremo proximal de la falange. Y yo, claro, no desaprovecho la ocasión para explicarles que hace 4 días no sabía nada de ortopedia ni tampoco de huesos y articulaciones del pie, pero que la labor del intérprete es documentarse a conciencia, si le dejan.

* El estar cerca del ponente permite aclarar con él conceptos que pudiera no haber entendido correctamente; en un tema tan técnico como este no conviene confundier pie vago con pie varo ni retropié con antepié. (Que no me escuche mi profe, pero te permite incluso hacer alguna pregunta que aclare mejor el sentido de alguna cosa que haya dicho el ponente; en un contexto así de familiar, creo que queda bien).

* Permite darte a conocer no sólo de nombre sino también de cara entre otros asistentes; cada uno de ellos es también un cliente potencial y está bien que recuerden tu presencia.

* Y, finalmente, porque para un traductor autónomo acostrumbrado a estar en su rincón, es un gusto pasar una jornada entre gente tan diversa y tan interesante, que te permiten abrir una pequeña ventana en su mundo, cuasidesconocido hasta entonces, y conocer la realidad de su profesión: cómo trabaja un fisioterapeuta que se dedica a la rehabilitación de niños con parálisis cerebral, qué tipo de estudios hay que hacer para ser técnico ortopédico, quién paga las ortesis, qué limitaciones impone la Seguridad Social...una fuente inagotable de nuevos conocimientos.

La sesión de mañana fue cansada por aquello de estar de pie pero transcurrió con normalidad. Por la tarde la cosa cambió radicalmente, y ahí es donde entra en juego la "emoción" que aparece en el título. Después de comer llegaron a la sala donde estábamos reunidos dos niños con dificultades para caminar; uno tenía 15 años y parálisis cerebral y venía acompañado por su madre, y la otra era una niña de 6 años con síndrome de Down y venía acompañada por su padre. Ambos progenitores ejemplo de dulzura, paciencia y dedicación sin límites. Se les realizó a ambos niños moldes de los pies para fabricarles la ortesis y se les hizo andar para emitir un diagnóstico sobre el tipo de ortesis más adecuado. Fueron momentos de emoción, de nudo en la garganta, de verte junto a gente que tiene REALMENTE una vida complicada, y unos problemas muy distintos de si este mes me da para irme de fin de semana o si me ha salido un michelín nuevo. Y me vi también junto a unos profesionales como la copa de un pino, que tratan a diario a este tipo de niños para lograr mejoras pequeñas en su autonomía o en su modo de caminar; pequeñas mejoras para nosotros, grandes progresos si se considera el contexto en el que están. Fue uno de esos momentos en lo que pensé, simplemente: qué suerte tengo. Por todo. No tengo nada de lo que quejarme ni lo más mínimo. Así que pasé la tarde interpretando, hablando con los profesionales, con los padres, tratando de entretener a los críos, ayudando a preparar yesos, etc. Y salí de allí contenta por la labor realizada, por haber podido tender puentes entre empresa y profesionales, por haber disfrutado una vez más de mi profesión y por la vida, en general, que me ha dado tanto.

viernes, 16 de marzo de 2012

Y ahora resulta que me gustan los bichos

Lo mejor de esta profesión es la posibilidad que te ofrece de abrir pequeñas ventanas a mundos que desconocías o, como en este caso, a mundos que creías que no te interesaban lo más mínimo: en este caso, la primatología. Tenía que hacer de intérprete de consecutiva/enlace en las entrevistas que periodistas supuestamente especializados iban a hacer a Frans de Waal, primatólogo y etólogo muy conocido en su campo. ¡A mí, que los documentales de la 2 me parecían estupendos somníferos!

Pero empecemos por el principio, que también tiene su guasa.

Con el aluvión de mensajes que recibo a diario, entre mensajes de trabajo y de amigos, y, sobre todo, mensajes de las diversas listas profesionales a las que pertenezco, el míercoles 14 recibo un mensaje con colores y un tamaño de letra 3 veces mayor de lo habitual. Ni va dirigido a mí, ni me explican cómo me han encontrado, pero el mensaje proviene de la fundación de un banco muuuuuuuuy conocido, sobretodo en mi tierra de procedencia. El mensaje parece serio pero a mí me mosquea tanta impersonalidad y le respondo en tono bastante borde, la verdad. Pensé que era un envío masivo y que estaba bien recordarle a la gente que conviene mantener las formas con desconocidos en el ámbito profesional. Mi respuesta, textualmente, fue ésta: "Buenos días, xxxx:
Me gustaría saber si han enviado este mensaje a decenas de intérpretes, si me escriben a mí nada más, cómo ha llegado mi perfil a sus manos, etc.
Perdone, pero su correo electrónico me ha resultado bastante brusco e impersonal.
Dicho esto, estaría encantada de realizar la interpretación. ".
Cuál no sería mi sorpresa, cuando la secretaria del destinatario del mensaje me escribe encantadora para disculparse y para explicar que mis datos los han sacado del directorio de Asetrad. ¡Sí, sirve para algo estar asociado! A pesar de tener más candidatos, mi pasado científico les convence y quedo emplazada para ir a hacer la entrevista al día siguiente. Mis labores familiares me copan toda la tarde, tengo que acabar una traducción sobre el trastorno bipolar, pero a las 11 de la noche decido ponerme manos a la obra a leer sobre este hombre y, más importante aún, a buscar vídeos, como mi profe siempre nos había recomendado. Descubro con agrado que hay referencias a este hombre por doquier, e incluso una TEDx talk: http://tedxtalks.ted.com/video/TEDxPeachtree-Frans-de-Waal-Mor. Y nada más empezar a ver la charla ya caigo en sus redes. ¡Qué pedazo de comunicador! Vídeos de chimpancés y elefantes para tratar de demostrar que la moralidad no ha sido un invento de los humanos y, en particular, de la religión, sino que algunos mamíferos también tienen la capacidad de obrar de manera altruista, de sentir empatía, de mostrar simpatía y también incluso tienen sentido de la injusticia. El experimiento de los pepinos y las uvas del final de la charla es mondante. ¡Qué comportamiento más humano! Me leí también la entrevista que le hico Punset en el programa redes, me leí la página del centro Yerkes donde trabaja, preparé un pequeño glosario y me hice una lista bilingüe de todos los libros que ha publicado en ambos idiomas. Me llevó 3 o 4 horas pero así quedó el campo ya sembrado: para muchas de las preguntas de los periodistas ya sabía aproximadamente lo que iba a responder el Dr. de Waal, y la sensación de poder transmitir correctamente sus explicaciones porque estás familiarizada con los conceptos y las ideas que está desarrollando no tiene precio. ¡La preparación previa vale un potosí! Y si además lo que cuenta es interesante, sorprendente y ameno ya interpretar se convierte en un lujo. Una vez más digo...¡me encanta mi trabajo!